La «Excursión» tenía varios lugares atrayentes, pero MINAS DE CORRALES, hacía que mis palpitaciones se aceleraran. Y hasta allí, fuimos.
Hermosa villa perteneciente al Departamento de Rivera, con una población de alrededor a cuatro mil habitantes. Única por la paz que trasmite, por su gente tan servicial, respetuosa, y por sus puntos turísticos imperdibles.
Pero yo, además, buscaba revivir un hecho trascendental de mi pasado, algo olvidado quizás, pero tan a flor de piel.
Recuerdo que aquel año festejaba mis quince años. Mis abuelos paternos vivieron todas sus vidas en Minas de Corrales y allí, nació mi papá. Parte de mí, que hoy, ¡ya no está!
Ese año, debido a problemas de salud, mis abuelos no vendrían a la fiesta y entonces, mi papá me llevo para que ellos pudieran saludarme.
Desde entonces, no había regresado.
Tantos años habían pasado y todo estaba tan cambiado, que no encontraba la casa donde habían vivido e inclusive, yo había estado.
Fue así que, recorrí varias cuadras preguntando a los lugareños por la casa de mis abuelos. Muchos de ellos no sabían, pero me daban referencia de vecinos que ya tenían muchos años viviendo ahí y que pudieran ayudarme a dar con la casa.
Así fue que una Sra. de 95 años de edad, con una memoria privilegiada, los recordaba muy bien y me indicó cuál era la casa.
Fui hasta allí, y puedo decir que me costó muchísimo reconocerla. Pero con el sólo hecho de estar y verla, sentía que yo ya había estado allí y hasta te diría que, me invadió un sentimiento de pertenencia.
¡Ya! ellos no están y nada es igual, pero sentí la satisfacción de que fui a visitarlos y los encontré.
¡Volvería!, una y otra vez, más.