Llenos de curiosidad e imaginando un frío terrible llegamos a esos bellísimos lugares donde las montañas, el sol, la nieve que nunca había tocado antes, me cautivó.Subimos en teleférico en Bariloche a la confitería giratoria y observar la nieve cayendo tomando un delicioso chocolate, indescriptible y luego jugando como niños a tirarnos bolas de nieve.
El Perito Moreno caminar sobre él era impensable para mi y fue impactante, majestuoso. Paseamos en un yate que nos mostró la parte de atrás del glaciar y de repente»pac» seco como un disparo, y es cuando el glaciar se parte y un estruendo cuando cae al mar.
La visita al Parque Nacional el olor a pino y a naturaleza, variedad silvestre de árboles, hongos, plantas, variedad de aves autóctonas, todo cuidado en un entorno natural que hacía nuestra atención y emociones reflexionar lo frágil que es el ecosistema.
Los lagos de un azul intenso con las montañas de fondo son postales que se repite en una y otra ves.Ríos serpenteantes hilvanando entre las montañas originan caídas de agua como la El Chorrillo.
Por la ruta de extensas llanuras cambia el paisaje, el pasto, y el paisaje se aprecian guanacos que graciosamente corren y saltan alambrados.
La gastronomía muy bueno el cordero fueguino, el vino espectacular!
la trucha preparada como ellos saben, y fresquita.
Un paseo que volvería a realizar tan hermosos lugares
